26 de julio - Día Internacional de los Manglares

 

¿Qué son los manglares? 

Son especies de árboles de origen terrestre que evolutivamente se han adaptado para sobrevivir en ambientes inundables. Tienen un alto grado de salinidad, suelen estar restringidos a las zonas tropicales y se ubican en zonas costeras, lagunas, ríos y deltas.

Los manglares, son bosques únicos de madera y arbustivos que viven en aguas saladas lo largo de la costas subtropicales y tropicales del mundo conformando verdaderos “ecotonos”, con características terrestres y marinas. Los bosques de manglar han desarrollado adaptaciones estructurales y funcionales.

¿Cuáles son los manglares de la costa?

Los manglares son bosques que se ubican en las zonas costeras tropicales y subtropicales. El vocablo mangle es originalmente guaraní y significa “árbol retorcido”. Son ecosistemas costeros, típicos de las zonas tropicales y subtropicales, que presentan una gran riqueza de biodiversidad

¿Qué ha pasado con los manglares en el Ecuador?

Se debe tomar en cuenta que años atrás el Ecuador sufrió una importante pérdida de manglar debido a diferentes presiones antropogénicas como: expansión urbana y de la actividad acuícola, contaminación ambiental, entre otras causas.

 

El manglar, un ecosistema que agoniza. Muisne, Esmeralda - costa ecuatoriana

La caída de los precios del petróleo y las exigencias de pago de la deuda externa, de la década de los 70 enfrentaron a Ecuador con un proceso de depresión de su economía que se hizo efectivo, principalmente, en el incentivo a las exportaciones de productos no tradicionales. Este será el marco propicio para que la industria del camarón tropical se desarrolle de manera vertiginosa, sin ningún tipo de planificación ni estudios de impacto ambiental y desbrozando grandes hectáreas de bosque de manglar, afectando a uno de los ecosistemas más productivos del mundo.

Según datos del Instituto Geográfico Militar Ecuatoriano, la costa ecuatoriana contó originalmente con una extensión de 362.862 hectáreas de manglar, considerando dentro de esta extensión bosque de manglar propiamente dicho, especies asociadas como manglillo, ranconcha, natales y guandales, áreas salinas, playas y bahías. Para el año 1999, según la misma fuente, sobreviven en el Ecuador 149.556 hectáreas de manglar, pero se registran 175.252 hectáreas de piscinas camaroneras y 4.531 hectáreas de salitrales. Sin embargo, estos datos son refutados por organizaciones ambientalistas que han realizado estudios alternos por los que se ha evidenciado la pérdida de más del 70% del ecosistema de manglar en el Ecuador y la existencia de 207.000 hectáreas en piscinas camaroneras, de las cuales un 90% están ocupando zonas de manglar.

En el año 1969 se registra la primera piscina camaronera en la provincia costera del Oro, posteriormente ésta migró hacia zonas de la provincia del Guayas, Manabí, y finalmente a la provincia de Esmeraldas. El nacimiento y consolidación de esta “próspera” industria ha significado el sacrificio de miles de hectáreas de manglar, la desaparición de especies faunísticas y florísticas, la contaminación de los estuarios, principalmente el desplazamiento y marginación de las comunidades locales usuarias ancestrales de este ecosistema, las mismas que han vivido articuladas económica, social y culturalmente a él por varias generaciones.

 

Evitar la tala del manglar, el gran objetivo de las comunidades

​Mientras el camarón tropical sea un producto de alta demanda para el consumo de las poblaciones de países del norte como Estados Unidos y España, la sombra de la destrucción rondará a los ecosistemas marino costeros, principalmente al de manglar.

Si bien en el Ecuador la actividad camaronera ha sido afectada, reduciendo su producción en un 80% en los dos últimos años, las políticas económicas enfocadas hacia la dolarización de la economía ecuatoriana, solventada en las exportaciones y en la privatización, inciden en el fortalecimiento de esta industria, puesto que, además de buscar la revitalización de su producción, han entrado en una fase de ampliación hacia zonas vírgenes de manglar, como son los casos de las reservas Cayapas-Mataje, en la provincia de Esmeraldas, y Churute en Guayaquil.

Frente a esta arremetida de la industria camaronera, las comunidades locales defienden su ecosistema en el marco de la legalidad, exigiendo al Estado el cumplimiento de las leyes; ya en 1978 se prohibía por Decreto Supremo la construcción de piscinas camaroneras en zonas de manglar.

En este contexto, desde hace 3 años las comunidades de usuarios ancestrales del manglar, grupos ambientalistas y personas solidarias con la defensa de este ecosistema llevan adelante campañas de carácter local, nacional e internacional cuyos objetivos principales son: denunciar la destrucción del manglar por parte de la industria camaronera, exigir el cumplimiento de las leyes que protegen el manglar y sancionar a los infractores, y reforestar áreas de manglar ocupadas ilegalmente por camaroneros para revertirlas en beneficio comunitario junto a los últimos reductos que sobreviven en la costa del Ecuador.

 






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