OTROS TEMAS - La Cueva de los Tayos, la legendaria y misteriosa formación de Ecuador que despertó la fascinación del astronauta Neil Armstrong

 

 Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-42104844 -NOV 2017 - BBC MUNDO

Pie de foto.  La Cueva de los Tayos está ubicada en el sureste de Ecuador, en Morono Santiago, la cual ha fascinado a muchos expedicionarios desde hace décadas. (Foto: Miguel Garzón)

 Luego de pisar la Luna, el astronauta estadounidense Neil Armstrong se adentró en las profundidades de la Tierra.

El año era 1976, la ubicación, la cordillera de los Andes en el sureste de Ecuador.

Varias decenas de personas participaron en una extraordinaria expedición hacia una fascinante formación geológica llamada la Cueva de los Tayos.

Los indígenas shuar eran los conocedores de hacía décadas de esta cueva, cuya entrada tiene un vacío vertical de unos 70 metros.

Pero fue un viaje del espeleólogo argentino, de origen húngaro, Juan Moricz el que despertó tanto interés que el gobierno de Ecuador y el de Reino Unido financiaron la gran expedición de 1976.

Moricz aseguraba haber encontrado, en las profundidades de la Cueva de los Tayos, una caverna en la que había hojas metálicas grabadas con lo que parecía ser la historia de la humanidad.

Pie de foto.  El hallazgo de unas placas con inscripciones generó gran curiosidad en la década de 1970. Foto: Miguel Garzón

 

Hasta esas profundidades se adentró Armstrong, junto a otros exploradores atraídos por la idea de que esta cueva era la morada de una civilización antigua y desconocida, o quizás hasta la presencia de seres extraterrestres.

"A mí me gusta decir que, en el fondo, todos los seres humanos tenemos esas dos dimensiones: la visión mística y la científica", le dice a BBC Mundo el cineasta Miguel Garzón.

"Y la Cueva de los Tayos es situar el debate en los dos planos", continúa.

Garzón se adentró en esta cueva con su equipo fílmico para crear el largometraje documental Tayos que arroja luz sobre los misterios que guardan estas cavernas del sureste de Ecuador.

¿Cómo es esta cueva?

Los tres días que toma llegar desde Quito hasta la Cueva de los Tayos es la parte sencilla.

Al llegar a la boca de la caverna, los pocos exploradores que se han adentrado se encuentran con una oquedad de 70 metros de profundidad por la que solo se puede bajar a rapel.

"Es muy sobrecogedor, como primigenio, uno ahí siente una fuerza primitiva. Y para quienes no son expertos, vemos galerías en las que cuesta imaginar cómo se pudo crear eso", dice Garzón.

Pie de foto.  El primer reto para cualquiera que se quiera adentrar a esta cueva es bajar por su peligrosa entrada. Foto: Miguel Garzón

A partir del primer descenso, la cueva se abre hacia cavernas, grandes salones y galerías estrechas, sitios con oquedades y espacios llenos de estalactitas y estalagmitas.

Pero uno de los sitios más impresionantes es el llamado portal Moricz.

Se trata de una abertura en las rocas que asemeja a una puerta alargada que llama a los ojos por su impresionante forma cuadrada, la cual pareciera que fue tallada.


Pie de foto.  El portal Moricz es uno de los sitios más enigmáticos de la Cueva de los Tayos. Foto: Miguel Garzón

Esta formación geológica ha alimentado la creencia de muchos de quienes se inclinan por pensar que este espacio fue hecho por la mano del hombre, o incluso de otros seres desconocidos.

"Es más espectacular que la mayoría de las cuevas. Tiene unas formaciones que dan lugar a especulaciones sobre su origen", señala Garzón sobre las dos veces que entró ahí en 2014.

"Es un mundo lleno de vida"

Los viajes al interior de la Cueva de los Tayos se deben hacer con un permiso oficial, pero primordialmente con la guía de los indígenas shuar.  Sin embargo, ni ellos mismos conocen todas las cavernas y puntos hasta los que siguen sus bifurcaciones, las cuales también suben y bajan por diversos pasadizos.

 

Hay un punto llamado "el sumidero", dice Garzón, cuyo camino llega hasta una caverna inundada.  Adentrarse en ella implica sumergirse unos cinco metros bajo el agua cuando no es tiempo de lluvias, lo cual requiere conocimientos de buceo, pero sobre todo valor.

 

"Una de las personas que vino con nosotros, volvió después, Óscar Leonel Arce, pasó ese punto y lleva recorrido dos kilómetros más. Hay mucho todavía por explorar", dice Garzón.

Llegar a las profundidades de la Cueva de los Tayos también implica quedarse a acampar.


Pie de foto.  La filmación en el interior de la cueva representó un gran reto para el equipo de producción de Cámara Oscura. Foto: Miguel Garzón

Para la filmación de Tayos, el equipo se tuvo que quedar varias noches, en medio de la fauna que existe en cuevas de este tipo.

"Ese mundo está lleno de vida. Hay insectos, arañas, tarántulas, serpientes, pájaros tayos. Es muy sorprendente", dice Garzón.

Cueva milenaria

El geólogo Theofilos Toulkeridis sabe de todo el misticismo que envuelve a la Cueva de los Tayos, pero como científico ofrece las explicaciones a estas formaciones naturales.

En el mundo existen tres tipos de cuevas: las producidas por accidentes morfológicos, las volcánicas y las kársticas.

A esta última pertenece la Cueva de los Tayos, con la particularidad de que esta formación geológica tiene roca arenisca que la hace única en Ecuador y en esa región de Sudamérica.

 

Pie de foto.  La Cueva de los Tayos es del tipo kárstico, la cual le da su formación tan particular. Foto: Miguel Garzón

"Eso provocó una forma diferente de alteración cuando se formó la cueva, y por lo tanto tenemos paredes lisas, planas, que parece que fueron hechas por humanos", explica Toulkeridis a BBC Mundo.

 

En el país hay más de 1.000 cuevas, pero esta es la más grande que se conoce.

"Tenemos un nuevo mundo en esta cueva, esto es fascinante. Somos los primeros en podemos pisar estos sitios jamás antes vistos", destaca el geólogo griego-ecuatoriano.

¿Qué hay de sus misterios?

Las supuestas hojas metálicas escritas han generado un debate de décadas entre creyentes y escépticos.  Una serie de libros que defiende su existencia afirman que en este lugar fue encontrado un tesoro, con miles de las planchas metálicas con inscripciones, tumbas y estatuas.


Pie de foto.  Neil Armstrong viajó con la expedición británica-ecuatoriana que ingresó a la Cueva de los Tayos. Foto: Tayos Gold Library

Otras publicaciones se han dedicado a desmentir las afirmaciones, señalando que se trata de "falsificaciones hechas de estaño y latón" e incluso un "flotador de cobre" de un baño que se ha hecho pasar por una herencia del pasado.

Toulkeridis, como hombre de ciencia, señala que sí han hallado vestigios de civilizaciones antiguas, del periodo entre 500 y 1.500 antes de Cristo, pero no acepta las teorías de que esta cueva fue hecha artificialmente.

"Debo de negarlo, porque se puede explicar esto de forma geológica, y hay otros sitios donde se puede encontrar otras cuevas con estas formas", explica.

Garzón dice que no encontró ningún indicio de esas reliquias, aunque en su largometraje presenta un par de sucesos de los que dice que no les encuentra explicación.

Pero primordialmente busca transmitir cómo es estar ahí, en estas cuevas que despertaron el interés del primer hombre en pisar la Luna.

Transmitir eso: "La sensación de estar explorando un mundo poco conocido, de difícil acceso al que normalmente los humanos no nos acercamos".


 

 ENIGMAS DE LAS CUEVA DE LOS TAYOS

En septiembre (2021) se estrena un documental que muestra datos nuevos e interesantes de este mítico lugar.  Resalta los testimonios de las personas que participaron en las expediciones científicas de las décadas de los 70 y 80.

Fuente  El Universo- viernes 17 de agosto, 2021 - Ricardo Zambrano

rizambrano@eluniverso.com

 

En la notaría cuarta de Guayaquil, el 21 de julio de 1969, un día después de que Neil Armstrong pisara la luna, fue presentada una escritura en la que se asentaba un supuesto “descubrimiento” en las selvas orientales del Ecuador, específicamente en Morona Santiago.

El documento fue firmado por el húngaro-argentino Juan Moricz, un apasionado por la antropología y lenguas antiguas.

En la escritura el extranjero afirmaba haber encontrado, de forma fortuita, una biblioteca de metal que contenía la relación cronológica de la historia de la humanidad; el origen del hombre en la Tierra, y los conocimientos científicos de una civilización extinta.

En su descripción original, se mencionan 12 cuartos dentro de las cuevas, donde la biblioteca metálica ocuparía solo uno.

En los otros se podía encontrar una biblioteca de cristal, una serie de figuras antropomórficas y un ataúd de vidrio con un esqueleto cubierto en oro. Hay quienes dicen que esta descripción coincide con las que se dan en textos griegos al descubrir las bóvedas de los tesoros de la Atlántida.

Aunque la cueva ya era conocida por el pueblo shuar, su descubrimiento se lo ligó, de forma legal, a Moricz y, a su vez, causó gran asombro y curiosidad local e internacionalmente. Desde allí empezaron a realizarse varias expediciones para tratar de confirmar lo visto por Moricz.

La aparición de esta cueva en el libro El oro de los dioses, del polémico escritor Erich von Däniken, cuya principal temática era el contacto extraterrestre con culturas antiguas, causó tal furor que Gran Bretaña financió una gran expedición al lugar en 1976. En este viaje hacia la selva ecuatoriana también se unió Armstrong.

La presencia del primer hombre en la luna solo levantó más suspicacias, ya que en esa época se hablaba de que la Cueva de los Tayos era la entrada a un sistema de ciudades intraterrestres o que el lugar emitía una señal electromagnética hacia el espacio. Sin embargo, la expedición británico-ecuatoriana no encontró la “biblioteca metálica”.

El audiovisual recoge los testimonios de las personas que participaron en el descubrimiento de la misteriosa cueva y en las expediciones realizadas en los años 60, 70 y 80.

“A pesar de que estuvieron allí nunca se les dio voz en los especiales que hubo. Es gente mayor y a la que me parecía urgente preguntarles qué tenían que decir”, indica Semblantes.

 


 En septiembre próximo se tiene previsto estrenar el documental "La leyenda de Tayos". Foto: Cortesía

Para la producción del documental se realizó un trabajo previo de investigación que empezó recolectando todo lo que se había escrito sobre la cueva. Luego recogieron los testimonios de los participantes de las expediciones para ir reconstruyendo todo lo que pasó hace más de 50 años. Esto duró cerca de doce meses y se recolectaron más de cien horas de material audiovisual.

Esto fue lo más importante porque tuvimos a bastante gente que tiene su propia mirada de lo que pasó, sus anécdotas que, aunque todas no aparecen, enriquecen la película”, dice Nicole Herrera, asistente de producción del documental.

Sin embargo, hubo varias complicaciones al recolectar los datos, afirma Semblantes. Varios registros históricos que trataban sobre el sitio y que reposaban en archivos nacionales fueron afectados por incendios o por la desorganización de las instituciones que los cuidaban.

“Es una experiencia muy fuerte”

El equipo de Semblantes fue a la Cueva de los Tayos para obtener las imágenes del sitio. De hecho, acamparon dentro de la caverna: “Estar allí y ver esa cueva gigantesca y sentirte tan diminuto es una experiencia muy fuerte y ahora entiendo por qué se ha escrito mucho sobre ella. Es un lugar muy extraño, abstracto en su forma que se presta para muchas interpretaciones”.

El equipo de filmación superó el miedo que es descender en rapel casi 70 metros a la cueva. De hecho, el grupo se redujo al momento de bajar, ya que hubo personas que se arrepintieron y no descendieron.

Yo no tuve mucho tiempo para pensarlo, ya que me dijeron que esta película se cae si la gente se desanima, por lo que me lancé y estuve allí porque me tocaba”, dice Semblantes.

Cuenta que acampar fue una experiencia positiva. Hubo días de mucho silencio y paz, pero también días con ruido, en especial cuando los tayos (pájaro que habita en la caverna y por el cual la cueva toma su nombre) emprendían su vuelo. “No sientes pasar los días”.

En las fuentes escritas, consultadas para el documental, se habla mucho sobre una segunda cueva donde estaría el tesoro señalado por Moricz.

El húngaro-argentino dio pocas entrevistas, pero cuando fue interpelado afirmaba que debajo de los Andes “se puede caminar por toda Sudamérica debajo de la tierra” y que existen túneles que conectan con el Cusco, Machu Picchu, y que incluso uno salía al mar. Además, indicaba que no contestaría a quienes desconfiaban de sus hallazgos.

 


“Cada mito, cada leyenda viene de un toque de realidad. Ya sea una segunda cueva o un espacio más allá que no ha sido explorado son teorías interesantes. No creo en intraterrestres, pero sí creo en lugares que tienen mucha energía y esta cueva la tiene”, dice Herrera.

Indica que hablar de los temas míticos que rodean a la cueva les resultó difícil porque no encontraban una manera de graficarlos en el documental y por eso decidieron centrarse en los exploradores.

 


 Para realizar el documental, el equipo de filmación realizó varias expediciones a la cueva. Foto: Cortesía

Según Semblantes y Herrera, en el documental La leyenda de Tayos se mostraron datos nuevos e interesantes que aportarán más en el debate que rodea a este mítico lugar. El largometraje de 86 minutos se filmó en Ecuador (Quito, Guayaquil, Cuenca, Macas, Coangos), Argentina y Estados Unidos.

Este proyecto tuvo un presupuesto de alrededor de $ 150.000En el rodaje y posproducción del documental participaron estudiantes de la Universidad de Las Américas y cuatro graduados de la carrera de Multimedia y Producción Audiovisual. (I)

 

 

 

 

 

 




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