ECONOTAS
Cincuenta nuevos árboles oxigenan al cerro Paraíso
El sitio es considerado uno de los
pulmones aún existentes en la ciudad
…En
el Bosque Protector Cerro Paraíso, cerca del sector San Eduardo, la Dirección
de Ambiente sembró 50 árboles nativos.
Entre las especies sembradas, que apuntan a
fortalecer este pulmón de Guayaquil, uno de los pocos que todavía queda,
constan palo santo, guayacán amarillo, jaboncillo, ébano, guasmo, pechiche,
algarrobo, laurel, entre otras.
…Valentina Caicedo, habitante de la ciudadela
El Paraíso, dice: “Para muchos, por décadas, vivir o estar rodeado de áreas
verdes no significaba nada. Ahora la
gente sabe que con un árbol tienes más sombra y menor calor, al mismo tiempo
alimentos y un espacio donde los niños puedan divertirse y sus padres
reencontrarse, caminar. El valor de un
árbol es único”. …
En el cerro Paraíso hay 139 especies de
flora, 111 aves y 8 de mamíferos.
Fuente: Noticia
publicada en Expreso, página 10, miércoles 30 de junio de 2021
¿Ha visitado el cerro Paraíso?
¿Por qué V. Caicedo, habitante de la
ciudadela El Paraíso dice que ahora se le está dando importancia a las áreas
verdes?
¿Cuál de las especies sembradas, que
apuntan a fortalecer este pulmón de Guayaquil, conoce usted?
En el bosque-huerto de la escuela
Steiner, están sembrados cinco ejemplares de especies nativas. ¿sabe usted
cuáles son?
La pandemia del cóvid 19, nos está
enseñando muchas cosas sobre la manera de cómo debemos relacionarnos con la
naturaleza. ¿qué puede usted indicar al respecto?
ECO NOTICIA USTED NECESITA SABER
QUIEN ES ANDREA FIALLOS
Andrea Fiallos aboga por un Guayaquil
con sombra
Reportaje sobre Andrea Fiallos/
Directora de la Fundación La Iguana
Su trayectoria
Activista
de la conservación ambiental y forestal.
En su libro “Arboles de Guayaquil” (2016) recoge especies nativas. En 2019 entregó un proyecto de ordenanza de
árboles patrimoniales para salvar 200 ejemplares; el Cabildo no lo discute.
Perfil de Andrea Fiallos
Entre
los recuerdos ‘mágicos’ de su infancia está recorrer avenidas como las del
Bombero, en el norte de Guayaquil, y observar desde la ventana del
auto “majestuosos samanes”, árboles enormes y frondosos que alcanzaron hasta 45
años de edad.
Al
crecer en una ciudad con avenidas y barrios llenos de arboledas, Andrea
Fiallos se figuró viviendo en el futuro en una Guayaquil con extensas
áreas verdes, pero estaba equivocada. En el 2007 los samanes de 10 metros
de altura resultaron un estorbo para los planes de ampliación de la avenida del
Bombero y fueron talados, reducidos a muñones y trasplantados. “Una de las
avenidas más hermosas de la ciudad se convirtió en una explanada de cemento”,
se lamenta.
Tres
años después, para más indignación, una veintena de esos árboles
trasplantados había muerto. Ella comenzó su camino en el activismo y
se convirtió en una voz crítica en contra de las talas
indiscriminadas, ordenadas por el propio Municipio.
Era
el 2010 cuando decidió atender, al fin, “a un llamado a servir y luchar” por
la conservación forestal. La activista dirige la Fundación
La Iguana, constituida en el 2012, y ha trabajado en proyectos de reforestación en
busca de que la ciudad mejore su índice verde urbano.
La
Iguana ha sembrado, con ayuda de la empresa privada y organizaciones como
GreenLeaders, 55 000 árboles nativos en ciudades del Ecuador -10
000 en Guayaquil entre arbolado urbano y proyectos privados-.
Pero
el camino hasta abrazar el activismo y dedicarse a lo que le apasionaba fue
tortuoso y lleno de aprendizajes, dice. Fiallos fue antes una joven tenista,
una estudiante de administración de negocios y de gastronomía. Hizo algo de
modelaje, llegó a ser finalista del certamen nacional de belleza y se dedicó
por un tiempo al diseño de modas.
La
guayaquileña, de 35 años, raramente usa aretes y suele vestir chaquetas con
grandes bolsillos -de niña soñaba con el uniforme de la desaparecida Fundación
Natura-. Aun así, se dejó convencer para participar en el Miss Ecuador
2007. Era un mundo que de cierta forma desdeñaba, pero accedió por
inquietud social. Luego fue renuente a usar maquillaje en el certamen,
iba con el cabello despeinado o no quería desfilar.
Con
los reflectores sobre ella, en un escenario repleto de público, cuando le
preguntaron en la final del certamen por qué siempre había querido ser Miss
Ecuador, contestó que nunca había pretendido ser reina de belleza y el
auditorio se desinfló en un suspiro. “La parte del voluntariado y
del servicio era lo que me habían cautivado. Pero a la gente no le gusta la
sinceridad, cuando es lo que más deberíamos valorar”.
Tenía
unos ‘rebeldes’ 20 años, explica. Esa experiencia la hizo
“renuente ante el sistema”, pero también le ayudó a darse cuenta de que
el servicio era realmente lo suyo.
A
los 23 años inició su aventura en el activismo ambiental, como
respuesta a una suma de indignación e impotencia frente a la tala
indiscriminada de árboles. Todavía la Fundación registra talas casi a
diario.
También
fue una forma de atender a quien realmente era: una “chica del campo”, que se
había criado en buena medida en la finca de sus abuelos en Milagro (Guayas).
La
noticia de que se iba a dedicar a “sembrar árboles” desconcertó a sus
allegados, que dudaban de que eso fuera un proyecto de vida.
Pero
La Iguana ha llegado a tener hasta 20 empleados y es una de las precursoras del paisajismo nativo para
el sector privado. A pesar de sus críticas al modelo de regeneración urbana que
depreda árboles nativos para reemplazarlos por especies de otros países,
Fiallos recibió el año pasado por parte del Municipio el Galardón
Ambiental Guayas y Quil, por sus iniciativas sostenibles.
Bolívar
Coloma, exdirector municipal de Ambiente, destaca la persistencia y profesionalismo de
la activista y su obsesión por el trabajo en la calle. Aunque su exceso de
pasión puede jugarle también en contra, según el consultor ambiental.
“Uno
de los proyectos que mejores resultados ha tenido es uno de huertos en sectores
vulnerables de Monte Sinaí”, dice Coloma. Los huertos con
especies medicinales son llamadas Farmacias Vivas y en la zona también se
impulsa un programa de acuaponía (producción cruzada de plantas y peces).
El
arquitecto Segundo Andrade labora hace tres años en paisajismo nativo de La
Iguana y la describe como alguien exigente y detallista. “Su principal valor es
la generosidad”.
La activista se
pregunta cómo se puede construir una ciudad con identidad,
cuando ha perdido parte de su historia con la tala de su patrimonio
natural. “Los árboles son nuestros activos más importantes -reflexiona
Fiallos-, son monumentos vivos que han definido a la ciudad, brindando sombra,
oxígeno y sosiego”.
Fuente: Diario El Comercio, página 6, julio 2,2021.
Redactor Alexander García (I)
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